MODA A LO BIEN

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Por Karen Alejandra Torres


Pensar en lo que representa la moda en nuestra cultura nos puede llevar aceleradamente a hablar sobre cuerpos y atuendos; sobre desfiles y pasarelas, pero el abanico de tendencias desde lo cotidiano nos demuestra que está presente en muchas de las actividades humanas que realizamos. 

Así lo sintió Rosemberg Morales Cruz, quien desde la localidad de Bosa, al sur de Bogotá, una de las que al escribir esta nota se encuentra en cuarentena,  decidió demostrar que la moda puede ir más allá del diseño pandémico de guantes y tapabocas. 

Su propuesta lo llevó a una de las pasarelas de moda más importantes del 2019, en donde decidió darle otra connotación a la inclusión definiéndola como verdadera inclusión, en donde la moda y las artes como herramientas de transformación social harían de este proceso una constelación de acciones creativas y lenguajes corporales fascinantes.

Desde entonces, utilizando la moda como un medio de expresión en todo su significado, el proyecto de Rosemberg ha sido clave para comunicar y mostrar otra cara de la moneda, donde la acción de vestir y de actuar desmitifica la apariencia-imagen y se le da un sentido más orgánico a la prenda porque al diseñarla se le otorga un lenguaje movilizador.

Desde esta localidad de 800 mil personas y 280 barrios, en donde nunca ha dejado de estar de moda el término a lo bien, considerándolo casi como un constructo cultural desglosado en interrogantes, premisas, respuestas o reafirmaciones instantáneas; -una expresión identitaria que representa códigos populares, y a la que de una u otra forma le hemos venido encontrando cierto gusto fonético- nació el proyecto a Al Lo Bien con la Discapacidad.

En 2017 sucedió la primera versión de este sueño colectivo de todos y todas los que le dijeron NO al rechazo, a la exclusión y a la estandarización de la vida misma, y contemplaron el SÍ mediante las múltiples capacidades especiales que implica reconocer la inclusión desde nuestros diferentes lugares de enunciación. 

Rosemberg sonríe al contar esta historia y reafirma que Bosa lo vio creer y ser y le ha enseñado todo lo que ha querido ver y lo que no; desde sus esquinas aprendió a desdibujar cada barrera y limitación impuesta por este sistema social y entender desde otra mirada que la discapacidad, más que una condición, posibilita la construcción de identidades diversas y la importancia del cuidado como un acto de amor y resistencia.

Su liderazgo juvenil en la localidad, el cual le ha permitido conectar con procesos comunitarios de gran incidencia e  interactuar con diversos sectores sociales y poblaciones, despertó en él profundas ganas por gestar conocimiento y comunidad popular como un mismo recorrido en su vida sociocultural. Y así se convirtió en la voz colectiva de varias organizaciones locales, llegando a escenarios institucionales y haciendo parte de instancias de participación en Política Pública de Discapacidad y en la que Rosemberg, desde su historia de vida, podía aportar significativamente más que cualquier otro organismo estatal. 

Bajo la consigna “Más allá de las capacidades, más allá de los sueños” la moda encendió el espacio del diseño, corte, confección de prendas, logística y producción previa al evento central de A lo bien con la Discapacidad. Esto implicó por lo menos un mes de trabajo cooperativo con diversas poblaciones de la localidad de Bosa, personas en condición de discapacidad, población LGTBI, adultos mayores, por supuesto un alto número de jóvenes y todo aquel que estuviese interesado en participar y deconstruir prejuicios, parámetros y modos heteronormativos estéticos, entorno a ideales de belleza impuestos por una sociedad frívola que visualiza a estos como fin último.

Esta experiencia ilustró las múltiples formas de ser, hacer y sentir visibilizando los cuerpos plurales y sus realidades, las cuales fueron reflejadas en piezas de colección, expuestas mediante prendas inspiradas en el proceso con la comunidad de Bosa. El diseño, la creatividad y la moda estuvieron acompañados por diferentes alianzas y tejidos de redes colaborativas que pusieron en alto los contenidos visuales y reflexivos, alrededor de lo que significa ser una persona en condición de discapacidad en un país como Colombia.  

Esta importante labor recibió apoyo de varias instituciones distritales, entre ellas la Alcaldía Local de Bosa, Secretaria de Integración Social, Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte y por último y no menos importante, una de las organizaciones más destacables para el desarrollo de esta iniciativa: The Bosa York Dream, una propuesta centrada en la moda, lo social y lo educativo que, gracias a su trayectoria precisamente en la localidad, permitió entender que podían ir más allá de la adecuación de espacios sociales y centralizar su intención en los espacios mentales y emocionales. “Entre la empatía, la sensibilidad y la sanación logramos entender que esta metodología de trabajo no respondía a la idea frágil y banal de “ponerse algo” y desfilarlo como un logro excepcional afirma Natalia Ochoa, directora de este exitoso proyecto.

Y fue precisamante desde esta localidad donde Natalia Ochoa y el reconocido diseñador Christian Colorado, a través de TheBosaYork, interpretaron la moda como el reflejo de lo que pasa en el día a día dentro del ámbito económico, social y cultural, y los elementos políticos que en últimas sintetizan nuestros gustos, estilos, intereses y personalidades.

En este evento de moda en el que además participaron otras intervenciones artísticas, la exhibición fue más allá de aquel pasillo estrecho, de aquella tarima elevada o de aquellos modelos con “cuerpos perfectos”. Aquí, el desfile Con Otra Mirada puso el ojo en el cuidado por la otredad, descubrió la diversidad y entre todos y todas contemplaron con libertad el acercamiento a la moda. 

No fue fácil, pero Todo lo que logro me lo propongo expresa Rosemberg. Y como no, pues en una sociedad donde nos hacen creer que no hay cabida para muchos mundos, que al igual que el tradicionalismo de la moda el acceso es solo para unos pocos. Este festival logro ser ejemplo de que personas con o sin discapacidad no quieren encajar en esta pequeña órbita, quieren aspirar a un mundo donde quepan muchos mundos, sin divisiones estructurales ni clasismos dominantes, eso sí que tiene que pasar de moda. 

Entre tanto, como era de esperarse, el show final cerró con todos los detalles que el proceso merecía; ajustes, pruebas de vestuario y de desfile, fueron parte del detrás de cámaras. La elaboración de prendas fue pensada no solamente para la comodidad de las personas que tienen una condición de discapacidad como lo es habitual en el mercado comercial, sino que se consideró que esta fuera una colección donde los modelos pudieran encontrar lo que tanto habían buscado para su closet, prendas que lucieran sus talentos, que tuvieran el color de sus emociones y la textura de sus voces.

El paisaje, en el auditorio de la Universidad el Bosque,  contó con una pasarela iluminada de rostros extrovertidos, cuerpos auténticos y un sinfín de contrastes que dan cuenta que todo lo que se hace con el corazón transforma. “Mis ojos están en mi bastón, mis piernas están en mi silla, mi boca está en mis movimientos, en mis manos, en el océano y mis oídos están en la voz del corazón”- Fragmento del Poema: Inclusión Con Amor de Rosemberg Morales Cruz. 

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