La Santísima Trinidad del Podcast

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La palabra “podcast” por estos tiempos resuena de manera latente, parece ser uno de los temas de conversación más habituales en nuestros círculos sociales, basta con decir que venimos afinando el oído y entendiendo otras formas de comunicación, escuchando a modo recreativo alguna serie radial o recibiendo recomendaciones de un nuevo podcast, para conectarnos con otras voces y experiencias sensoriales. 

Esta vez pusimos el oído en una organización que viene realizando procesos transformadores por medio de saberes populares y  creación de piezas radiofónicas, donde la pluralidad y las ganas de viajar a través de investigar, educar y comunicar han hecho de esta iniciativa un espacio que incentiva el cuidado de entornos favorables para la paz y la dignidad. 

El Observador habló con dos de las integrantes de la Corporación Memoria y Saber Popular, una propuesta social y comunicativa que apunta a la reconstrucción de saberes. Angela Urrea y Maria Elena Rodriguez, educadoras populares, investigadoras, radialistas y buenas conversadoras, nos contaron cómo desde su pasión y formación han venido forjando comunidad, en una apuesta constante por la producción de contenidos radiales.  

Karen Torres: Chicas, un gusto conversar con ustedes, gracias por hacer parte de este proyecto de El Observador ¿Cómo nace esta idea de juntarse y consolidarse como Corporación Memoria y Saber Popular?

Maria Elena Rodriguez: Memoria y Saber Popular nace del encuentro de varios amigos y amigas que veníamos trabajando distintos temas, éramos de distintas profesiones y oficios, algunos nos conocimos en el trabajo y otros en la universidad. Fue a partir de la posibilidad de encontrarnos en el ejercicio de la educación popular, de la investigación acción participativa y de la comunicación comunitaria alternativa popular

En muchos de los lugares en los que veníamos trabajando e investigando, no nos permitían encontrar esos tres elementos, que para nosotras son muy importantes para poder articular en la acción. Si bien algunos estaban desde sus labores investigando, otros haciendo procesos de educación y otros procesos de comunicación, todos teníamos el interés de conjugar esos tres elementos que para nosotros, entre chiste y chanza, son la Santísima Trinidad, entonces decidimos armar un parche de amigos y amigas que se encontraron para crear lo que hoy es la Corporación Memoria y Saber Popular. Veníamos ya trabajando en temas de diálogos de saberes, en saberes populares, construcción de paz, temas de género, pero decidimos darle un nombre y buscarle una casa, una casa simbólica, que eso es lo que ha sido para nosotros Memoria y Saber Popular. En algún momento vimos la necesidad también de darle una existencia legal para tener la posibilidad de desarrollar otros procesos que de otra manera no hubiésemos podido realizar y acompañar. 

K.T: ¿Hace cuánto están trabajando colectivamente?

En el 2010 se crea “oficialmente” la Corporación Memoria y Saber Popular a partir de un encuentro de cariños, afectos y sueños que surgen de los tres elementos mencionados y de una fascinación particular por la radio. Para nosotras ha sido una herramienta muy poderosa por su liviandad, su posibilidad de viajar de distintos modos, su posibilidad de expresarse en diferentes formatos y sobre todo porque permite que las voces se expresen en sus propias estéticas, en sus propias palabras, en sus propios tonos, en sus propias formas de hablar, de sentir y de hacer.

K.T: ¿Los integrantes que conforman el colectivo tienen alguna línea académica desde las ciencias sociales o humanas que orienten sus metodologías de trabajo?

Ángela Urrea: Venimos de diversas disciplinas, por ejemplo yo estudio sociología en pregrado e hice una maestría en sociología. Maye es politóloga e hizo una maestría en antropología visual, otro compañero es sociólogo y también hizo la maestría en antropología visual. Si bien venimos de las ciencias sociales, está todo el interés y toda la curiosidad en la investigación, la educación y la comunicación. Pero más allá de la universidad o de una formación creo que son cosas que han ido surgiendo en la marcha.

K.T: ¿Cómo ha sido trabajar de una manera tan colectiva?

M.E.R: Ha sido una apuesta. Desde que nacimos nos inspiramos en un parche latinoamericano que son los Radialistas Apasionados y Apasionadas del que surge  esa tríada de la que te hablaba, en la que el ejercicio participativo y el encuentro con otros es casi un requisito para desarrollar las iniciativas, pero también ha sido una apuesta muy fuerte por intentar ser lo más fieles posible a los planteamientos justamente de esas comunidades con las que hemos trabajado como personas mayores, niños y niñas, jóvenes y mujeres.

En ese sentido hemos caminado mucho en tejer esas alianzas con personas que preguntan por el tema de la comunicación y la educación popular, haciendo énfasis en la amistad y en esos caminos e intereses que se van cruzando y se van encontrando desde el hacer y el soñar.

K.T: ¿Cómo diferencian el quehacer de la comunicación hegemónica y tradicional de la noción de la comunicación comunitaria, alternativa y popular?

A.U: Yo creo que tiene varias patas: Para empezar, ese lugar común desde el diagrama que presenta una comunicación unidireccional en el que se habla del emisor, mensaje y  receptor. Por ejemplo, frente a una manera de entender la comunicación nosotras lo hemos pensado desde el hacer, justamente para identificar las diferentes relaciones e ires y venires que hay en los diferentes procesos comunicacionales que existen. Así como explicaba Maye al principio sobre la Santísima Trinidad, es justamente como los ejercicios, las propuestas y las series radiales que vamos construyendo con varias personas en diferentes espacios, que le apuntan a escuchar y amplificar voces de distintos lugares desde sus propias estéticas y desde sus propias maneras de contar, partiendo y ubicándonos en otra manera de entender la comunicación.

Por otro lado, respecto al tema de memoria y saberes populares es pensar, bueno, ¿y la comunicación para qué? y respondemos a partir de aportar a la transformación de  imaginarios y la construcción de referentes. 

K.T: ¿A la gente le atraen estas propuestas de podcast y series radiales, o quizás ahora es una forma de comunicación que si bien ha tomado mucha fuerza como medio de difusión para emprender diferentes intereses y pensamientos, resulta ser una herramienta pero no el fin de posibles acciones de transformación?

M.E.R: Mira que ahí hay varios elementos, uno es que para nosotros ha sido muy bonito ver este resurgir de la radio a partir de la pandemia, pero no es que haya dejado de tener vigencia nunca. El círculo en el que nosotros solemos adelantar nuestro trabajo es un medio que es muy poderoso, en el caso por ejemplo de las comunidades campesinas apartadas, si tú lo ves, la radio sigue siendo una herramienta de comunicación muy, muy importante. La radio no solo como el aparato vial, sino la manera en que puede viajar; por eso nosotros en un principio insistimos mucho en tejer alianzas con emisoras comunitarias. Este es otro gran tema porque las emisoras comunitarias hasta hace un tiempo tenían una vocación específica que les permitía pasar muchos programas de este tipo, que tienen un propósito pedagógico o de devolución sistemática del conocimiento del diálogo de saberes.

K. T. ¿Me imagino que eso ha cambiado con la nueva legislatura?

M.E.R: Claro, llegó un momento en el que las emisoras comunitarias, debido a las limitaciones que ha puesto el gobierno, tuvieron que empezar a cobrar para transmitir los contenidos. Entonces ahí se ha generado un cambio y a medida que se genera ese cambio evidente nosotros somos un parche de gatos, si se quiere. Nos encantaría poder pagar una emisión en las emisoras comunitarias pero realmente este es un trabajo en el que hay mucho corazón y poco dinero, o ninguno, entonces era muy difícil atender ese requerimiento que en algún momento se nos empezó hacer. Ahí decidimos transitar hacia la difusión a través de las plataformas digitales y empezamos a mover fuertemente nuestros programas a través de internet. Para eso ha sido muy importante la radioteca, que ha sido creada por varios radialistas latinoamericanos. Nosotras estamos a cargo de una plataforma que se llama la radiotekita, que está encargada de almacenar, distribuir y compartir contenidos infantiles para radios comunitarias de América Latina. 

Gracias a esto hemos encontrado otro tipo de público, debido a que nuestras realizaciones tienen un propósito de diálogo de saberes y de compartir el conocimiento. Nosotras también hemos intentado que nuestras series no se queden solo en la reproducción, sino que algunas estén acompañadas de guías metodológicas que permitan darle otra vida y que el programa también pueda generar un proceso de reflexión y aprendizaje. 

K.T: Me llama mucho la atención cómo a través de la creación de estas piezas que acompañan el proceso de las series radiales, estas guías metodológicas permiten que el trabajo comunitario oxigene los diversos formatos radiales de otra forma ¿Cómo funciona lo pedagógico en el ejercicio práctico de crear estas piezas tan auténticas con distintas poblaciones?

A.U: Va muy de la mano con el espacio y los tiempos que tengamos con el grupo para inventarnos algo. A partir de eso comenzamos con diferentes juegos y ejercicios para profundizar en los temas que trabajamos y que nos permiten la reconstrucción o recopilación de memorias  y una reflexión sobre el tratamiento no violento de los conflictos.

Sobre la generación de entornos favorables para la paz y de acuerdo a estos temas que nos convocan, vamos inventando lo que llamamos “el diseño de las escuelas” y “el diseño de las sesiones”. En el proceso profundizamos sobre estos temas desde el juego, así es como ponemos estos temas que estamos trabajando en un formato radial, lo que nos permite de una manera narrativa aterrizar nuestras propias nociones, y a la vez permite que este mismo programa más adelante se convierta una nueva herramienta pedagógica para trabajar en otros espacios.

K.T: Ahí se me viene a la mente esta iniciativa de la Escuela Itinerante de Comunicación Popular ¿Que significa para Memoria y Saber Popular esta estrategia? ¿De qué manera le apuestan?

M.E.R: La escuela en principio era una propuesta que habíamos pensado para desarrollar en un momento específico, pero después nos dimos cuenta de que todo lo que hacemos es una escuela itinerante. Todo el ejercicio y esa reflexión que volcamos en su diseño es lo que llevamos a todos los procesos que emprendemos. Yo siento que hemos logrado condensar a partir de estos diez años de existencia una forma de hacer en lo pedagógico y una forma de construir escuela, que es justamente lo que nos permite generar los procesos.

K.T: Es muy interesante cómo lo itinerante construye historias acerca de experiencias lejanas, articula redes y llega a espacios donde lo tradicional no alcanza. ¿Cuál sería esa experiencia significativa que rescatan de este largo proceso?

A.U: El pensarnos como Escuela Itinerante de Comunicación Popular hace que todo lo que hacemos sea un proceso transversal. Viéndolo en retrospectiva, lo que hemos hecho con la construcción de narrativas de la gente en general; con niños y niñas, en el campo, en la ciudad y con jóvenes, es un gran proceso transversal porque fíjate que es una metodología flexible.

M.E.R: Sí, nosotras hacemos ejercicios muy particulares, por ejemplo pienso en Juan El Milagroso De La Palabra, que fue un ejercicio que hicimos por petición del autor y que ganó una beca con el Ministerio de Cultura. Nosotros adaptamos una tesis de maestría a guión de radionovela.

K.T: Muchas gracias por querer compartir sus experiencias e historias con nosotros. Ahora me atrevo a decir que empezamos a tejer un nuevo camino colectivo, lo que han hecho es increíble y posiciona los diversos formatos radiales como un eje social muy poderoso y transformador.

A.U y M.E: Muchas gracias a El Observador por invitarnos, a nosotras nos gustan mucho este tipo de espacios y seguiremos en contacto.

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