Arte para terminar la guerra

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Catatumbo Hereda La Paz fue un proyecto del colectivo 5ta con 5ta Crew que a partir de prácticas artísticas logró transformar el rumbo del conflicto en ese territorio.


Por Karen Alejandra Torres

Hace un año, por esta misma época, solo faltaba ultimar detalles para la exposición de las muestras artísticas del proyecto Catatumbo Hereda La Paz. Una iniciativa que alzó la voz de la provincia de Ocaña y visibilizó el perrenque que tienen los jóvenes de los municipios de San Calixto, Teorama y El Carmen, en Norte de Santander, al cantarle a las montañas, tomarse la palabra y capturar la riqueza en biodiversidad que los ha acompañado a través de los años.

La fundación 5ta con 5ta Crew y el Programa de Gobernabilidad Regional se unieron en este proyecto para ser el vehículo dinamizador del Arte, que conduce hacia aquellos lugares donde la ausencia de Estado es notoria y las circunstancias son cada vez más difíciles para el sostenimiento de la vida.

Harold Sierra, quien fue el asesor pedagógico y tallerista formador de Rap del proyecto, cuenta que llegar al Catatumbo con este proyecto significó desmentir todas aquellas frases que le advertían que ese lugar era peligroso: “Allá lo pueden matar, allá es violento y solo vuelan bombas”. Por el contrario, lo que encontró fue que allá volaban los sueños: “Me encontré con una cantidad de jóvenes que querían hablar sobre la berraquera del campesino y el empeño que le ponen muchos jóvenes para trasladarse de veredas muy lejanas hasta el casco urbano, todo para poder realizar sus estudios académicos”, dice Sierra

Este proceso que se desarrolló durante siete meses vislumbró la coexistencia de círculos comunales y alternativos en lo rural, donde por medio de esta apuesta artística los jóvenes catatumberos politizaron espacios de participación y resolución de conflictos, dialogando alrededor de las necesidades que aquejan a sus territorios. Así, priorizaron la idea misma de reinventar saberes y promover habilidades socioemocionales para que desde el Catatumbo se pudiera sembrar otra historia.

Piezas artísticas como las canciones “El Carmen Pueblo de Paz”, “Homenaje a Teorama” y “Yo Soy San Calixto”, las intervenciones de graffiti, la fotografía y lo audiovisual respondieron a las líneas de formación temático-artísticas que con el paso de los días fortalecieron los liderazgos juveniles positivos y la creación de vínculos de confianza con la institucionalidad en función de la gestión pública local. Clara Valencia, quien en ese momento fue la coordinadora del proyecto y formadora audiovisual, expresa que “eran ejercicios pequeños pero muy significativos, porque los jóvenes nunca habían trabajado de la mano con las alcaldía o no conocían que tenían unos espacios de participación y que esto era replicable en otras comunidades”. 

En la  Semana de la Juventud en San Calixto, el municipio más alejado de estas tres regiones y el más golpeado por el conflicto, se logró integrar a jóvenes desescolarizados, escolarizados y creadores que simplemente querían apropiarse de los espacios públicos y movilizar sus acciones a través del arte como dispositivo de transformación social. Harold cuenta que “En un municipio es muy popular el domingo de misa y la gente de las veredas baja al pueblo, así que hicimos una muestra cultural a la salida de la iglesia con una serie de actividades de cantos, teatro y bailes típicos por parte de los muchachos para que todos las pudieran disfrutar”. 

Esto motivó a algunos jóvenes a escalar en espacios de incidencia política tales como la Plataforma Nacional de Juventudes o Consejos Juveniles, donde justamente ellos se organizan de manera colectiva, le dan otra cara al asunto y asumen la agenda política de su región de forma trascendental. 

En Teorama, donde se desayuna con un buen cafecito y torta de piña, se acompaña el almuerzo con aguacate y se cosecha cacao, el graffiti fue la herramienta artística para conservar los relatos de memoria de los personajes más importantes del municipio y promover así los derechos humanos.

Frente a una apuesta por la construcción histórica en El Carmen, que era un pueblo de tradición liberal en épocas bipartidistas, se recobró el pasado mediante hitos históricos y narrativas que los jóvenes en forma de poesía musicalizaron alrededor de sus tradiciones culturales para transformar el estigma negativo de la región y resaltar lo más bonito del Catatumbo, “corazón del Catatumbo donde yo encontré mi rumbo”.

Pasar del conflicto al arte los hizo soñar, les dio esperanza para coger impulso y nunca detenerse. “El arte como mediador para todo, hablemos de memoria, de construcción de paz, el arte como una forma para construir socialmente el territorio, algo que permite ir más allá de lo convencional, que permite expresar los puntos de vista con precisión sin tener que guardarme nada por los miedos o porque me señalen, porque está prohibido desde las violencias, el arte lo que hace es eso”, dice enfática y casi en poesía, Clara Valencia.  

Estos jóvenes que hoy se levantan ante la injusticia y el estigma de unos pocos que no creen en ellos, nos traen optimismo para seguir resistiendo con dignidad y le apuestan a un país constructor de paz y verdad, rechazando cualquier tipo de violencia estructural. Desde sus territorios resignifican la manera en la que se concibe al Catatumbo; sus habitantes, familias y comunidad admiran el trabajo colectivo que han hilado, a partir de las prácticas culturales que inspiraron el proyecto Catatumbo Hereda La Paz.

El Carmen Pueblo de Paz


Homenaje a Teorama


Yo Soy San Calixto

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