Atleta a buen tiempo

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Gabriela Waltero tiene 18 años y hace parte del equipo de atletismo de la Fundación Tiempo de Juego, cosa que según ella, la ha alejado de malas compañías y de otras situaciones que ocurren en su barrio, como el embarazo a temprana edad. 

Gabriela participó en el documental Antes de Tiempo y gracias a eso estuvo en Nueva York, acompañando su presentación y contando su experiencia. 

El Observador la entrevistó para preguntarle sobre todo esto. 

¿Hace cuánto entraste a Tiempo de Juego?

Hace 7 años, cuando tenía 11. 

¿Por qué llegaste a Cazucá?

Yo nací aquí, pero mis papás llegaron desplazados por la tragedia de Armero en 1985. En este momento el gobierno le dio una casa a mi mamá y a sus hermanos, que quedaron huérfanos siendo unos niños. Y en esa casa seguimos viviendo. 

¿Cómo te vinculaste al equipo de atletismo?

Con una amiga vimos una publicidad en nuestro colegio que anunciaba actividades de tiempo libre de una fundación llamada Tiempo de Juego. El sábado siguiente fuimos a ver qué era y nos explicaron que debíamos ir con un acudiente e inscribirnos en alguna de las actividades. Para ese momento solo había fútbol, baloncesto, porras y atletismo.

Entonces yo volví después con mi papá, llenamos el formulario y la verdad me inscribí en atletismo porque las otras tres no me llamaban la atención y porque pensé que al ser un deporte individual sería más fácil, aunque después me di cuenta que estaba equivocada, pues que hay que tener mucha autodisciplina para poder mejorar las marcas que, aunque son individuales, si requieren de mucho trabajo en equipo.  

¿Además de aprender a correr que más les enseñan?

Además de toda la parte técnica del deporte, hay un enfoque psicosocial que es fundamental, porque aprendemos habilidades para la vida, como el significado de trabajar en equipo, de la empatía, de la importancia de cada decisión que uno toma, no solo al momento de entrenar y competir, sino en la vida en general. 

Danos un ejemplo de cómo has aplicado esas habilidades en tu vida

Por ejemplo, cuando tengo que tomar la decisión de si ir a una fiesta un viernes o no salir porque al otro día tengo que entrenar. Yo se que en esa fiesta puedo pasar rico un rato, pero si entreno puedo mejorar mis marcas y sentirme orgullosa de mí misma, entonces elijo lo segundo y no me dejo influenciar por amigos que tal vez solo están pensando en la fiesta y los vicios. 

El atletismo me ha permitido definir mis prioridades, ponerme metas y pensar en lo que quiero para mi vida. En ese sentido, siento que la tengo más clara que otros chicos de mi edad que no hacen deporte. 

¿Es verdad que eso les ha ayudado a prevenir el embarazo a temprana edad?

Sí. La cifra en mi barrio dice que una de cada 4 niñas queda embarazada antes de los 18, eso es lo normal acá. Por ejemplo, de 4 amigas que entramos al equipo de atletismo, dos se salieron muy rápido y ambas quedaron embarazadas. 

Por el contrario, mi otra amiga y yo, que seguimos en el equipo, no. Creo que es menos factible que una chica quede embarazada si está haciendo un deporte u ocupando su tiempo libre, porque uno no es que no piense en eso, sino que tiene otras metas y propósitos en la vida. 

Además, he visto cómo otras chicas que permanecieron en el equipo después salieron a estudiar y tienen trabajo, es decir, siguieron con un proyecto de vida, y eso tiene todo que ver con los valores, la disciplina y las herramientas que uno adquiere con el deporte. 

¿Y en tu familia ha habido embarazos a temprana edad?

Sí, mi hermana mayor quedó en embarazo a los 16. Y mi mamá tuvo a mi hermana a los 17. Yo soy la que está rompiendo estándares en la familia. 

¿Qué riesgos ves que corre una mujer joven en Cazucá?

Las malas compañías, la droga, que terminan conduciendo al delito. Por ejemplo, mi hermano comenzó a consumir por culpa de eso, por andar con los que no era.

También el tema de los estereotipos y roles de género, que la mujer debe estar en la casa y el hombre trabajar, lo que se espera ella es que crie y haga las labores de la casa, no más. Eso sigue estando muy latente a mi alrededor. 

Tú participaste en el documental Antes de Tiempo. Cuéntanos sobre esa experiencia. 

Es chévere ver las dos caras del documental, cómo se reflejan claramente los dos caminos. En ese momento, cuando se grabó, yo no conocía la historia de Dilan, pero por nuestro lado, es gratificante ver como las mujeres nos empoderamos, pues al comienzo en el equipo éramos solo dos mujeres y ahora somos mayoría. 

Me gusta que invita a reflexionar sobre las problemáticas de nuestro entorno, pero también a ir más allá y buscar alternativas para solucionarlas, y una de ellas es el deporte.  

También me da nostalgia, porque el documental me recuerda a una de mis mejores amigas del equipo, que murió de una enfermedad, de un día para otro. 

Y, por otro lado, el documental me permitió ir a Nueva York. Mi primera salida del país, mi primer viaje en avión.

Cuéntanos sobre esa experiencia ¿a qué fuiste a Nueva York?

Por un lado, fui a contarle a Empower, una organización que apoya las actividades de tiempo libre de la Fundación Tiempo de Juego, sobre el aprendizaje he venido desarrollando con la fundación en temas de liderazgo desde hace 4 años, aprendizaje que en los últimos dos años me ha permitido enseñarles a otros chicos que vienen detrás todo lo que sé. 

Y por el otro, fui a acompañar la presentación que se hizo en esa ciudad del documental. Fue muy gratificante mostrarlo allá, uno no se imagina que va a aparecer en las pantallas de Nueva York, y a pesar de que el documental es crudo y muestra una realidad difícil, fue muy lindo ver cómo la gente lo valora y cómo se da cuenta de que están pasando cosas para cambiar esa realidad. Además, me gustó poder dar mi punto de vista y ver que la gente de verdad se interesa por conocer nuestras historias. 

Una experiencia totalmente enriquecedora.

Y qué impresión te dio la ciudad, qué fue lo que más te gustó

Yo no me la creía, primero porque sacar la visa fue un rollo, casi no me la dan, dos días antes del vuelo y no llegaba, entonces solo cuando me monté al avión dije “esto sí es verdad”. 

Y cuando llegué allá fue como un sueño, como que no podía creerlo, es otro mundo, me dio torticolis de mirar para arriba tantos edificios altos, yo que estoy acostumbrada a mirar para abajo cuando corro. Me pareció que estaba en otra realidad. 

Y las personas con las que fui (los directivos de la Fundación) y los que conocí, una maravilla todos, muy amables, todos eran “qué quieres hacer, qué quieres comer, a dónde quieres ir”, incluso una señora que conocí en Empower me invito a subir al edificio Empire State, y la vista desde allá fue ¡wow! 

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