Al son de Gori

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Más de seis mil niños han pasado por el Programa Acompaña la Jugada desde que nació Tiempo de Juego hace trece años. Les presentamos a Nicolás Gori, el director de la orquesta. 

Nicolás Gori es argentino, de Rosario, y cuando se vino a vivir a Colombia, en 2012, estaba convencido de que sería solo por dos años; así lo había acordado con María Consuelo, su compañera de vida, una psicóloga colombiana que se dedica a crear políticas para la primera infancia y que es la mamá de su hija Juana. 

“Colombia, el riesgo de venir, es que te quieras quedar”

Han pasado siete años desde entonces y él no tiene ninguna intención de irse. No es solo el amor lo que lo retiene, o tal vez sí; es el otro amor que encontró en este país, y no es que le esté siendo infiel a su mujer, es que se enamoró de la Fundación Tiempo de Juego y del impacto que su trabajo y la música podían tener en la vida de miles, literalmente miles de niños y jóvenes de Cazucá.

“Cazucá, lo peligroso de ir, es que te quieras quedar”

Después de trece años como pedagogo y músico en Argentina, Gori llegó a Colombia sin tener muy claro qué iba a hacer. Algo con música, eso sí, siempre la música. Así que empezó por un voluntariado en el que conoció a una persona que lo conectó con otra y así hasta que llegó a Llorona Records, un sello discográfico que tenía un proyecto con la Fundación Tiempo de Juego y para el que necesitaban (nada más y nada menos que) a un pedagogo que supiera de música.

La entrevista no duró más de unos minutos, pero no precisamente porque él fuera la persona que estaban buscando (como en efecto lo era), sino porque cuando su entrevistador se dio cuenta de que era argentino le preguntó si conocía a Messi. Gori dijo “sí” y su interlocutor respondió: “está contratado”.

Messi, que es diez años menor que Nicolás, estaba en el colegio con su hermanita: “Él iba a mi casa, a la piscina, a merendar como compañerito de mi hermana, pero yo nunca lo registré”. Claro, en ese momento Gori era un adolescente que estaba pensando en rock and roll, y, Messi, un pequeño un poco tímido.

Después vinieron otras entrevistas, con algo más de cumbia, y  Gori entró a hacer parte de una iniciativa de la Fundación Tiempo de Juego llamada “Acompaña la Jugada”. Tras varios años de ofrecer alternativas en deporte para los niños y jóvenes de Cazucá, la Fundación se había dado cuenta de que no todos estaban interesados en el fútbol o el atletismo, y era necesario ofrecer otras opciones para quienes quisieran desarrollar otro tipo de habilidades.

Fue así como nacieron, inicialmente, los talleres de teatro y de música. Nicolás fue el primer profesor de estos últimos y contagió a todos con su melomanía, el rock argentino y la murga uruguaya, ritmos que empezaron a sonar en las calles de Cazucá. Solo el primer año se inscribieron treinta y cinco jóvenes, quienes no solo no desertaron sino que duraron tres años participando en el taller, al punto de hacerse muy amigos y crear la banda La Fábrica, que hoy todavía existe y ya va por su cuarta generación. 

Dos años después, y en vista de que los talleres eran un éxito y cada día más personas se contagiaban por el ritmo, se abrieron nuevas áreas, tales como danza y artes plásticas.

Nicolás pasó a coordinarlas todas. Hoy, alrededor de trescientos cincuenta niños de Soacha participan de las diferentes actividades que ofrece esta área de la Fundación, y una vez al año se realiza el Festival Cazucá Sueña, en el que exponen todo su talento y ponen a vibrar a todo el barrio.

Conoce nuestro artículo “Cazucá Sueña” aquí.

Eso es lo que tiene a Gori atado a Colombia. No solo se enamoró de este país sino también de Cazucá, el barrio en donde nació Tiempo de Juego. Ya son más de seis mil niños los que han pasado por los talleres de Acompaña la Jugada y él ha sido testigo de los cambios que esto ha producido en todos en ellos, en sus actitudes, en su forma de relacionarse con los demás, en el sabor y la proyección que les dan a sus vidas. 

Él, sin embargo, cree que aprende más de lo que enseña, debido a que, según dice, vive impresionado “del tipo de razonamientos que hacen para poder sortear todas las dificultades que tienen. Es algo que me enseña a ser fuerte y a no quejarme”.

Actualmente, Nicolás es el director de otra orquesta, pues es el encargado del área de Liderazgo y Bienestar de la Fundación, desde donde se diseñan todas las metodologías, el trasfondo de lo que se hace en los talleres. Quién lo iba a imaginar, pero esta es la historia de un argentino que, al son de la cumbia villera, llegó a meter goles en favor de Colombia.

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