El diario de Tachuela le recordó a Aleida, una poderosa barulera que nos escribió desde Cartagena, la importancia de vivir las pasiones sin necesidad de violencia..
Hola Fredy, un saludo desde lejos, espero te encuentres bien. Leí tu diario y también me dieron ganas de escribir el mío. Me llamó mucho la atención el tema de los hinchas de los diferentes equipos de fútbol y el conflicto que tienen. Pienso que el fútbol abarca mucho más de lo que vemos en la pantalla cuando juegan. Confieso que nunca pensé que los conflictos que hay entre los hinchas fueran tan fuertes, hasta llegar a la muerte. Pero leyéndote me di cuenta de que es una realidad, aunque pienso que no debería ser así. Creo que el fútbol es un deporte muy bonito y a mi me gusta mucho, y creo que todos deberíamos compartir nuestros gustos y pasión sin necesidad de violencia. Te aconsejo que trates de evitar problemas con los hinchas de otros equipos y que pensemos qué podemos hacer para que esta realidad cambie poco a poco.
También te quiero contar algo que pasaba en el colegio de mi pueblo, Barú. Los niños siempre a la hora de descanso se adueñaban de la cancha para jugar fútbol y nunca dejaban jugar a las niñas, porque tal vez pensaban que jugar fútbol no era para niñas. Poco a poco eso cambió gracias a una profesora que llegó al colegio y ayudó mucho a cambiar esa realidad. Un día esa profe se las ingenió para llevar a Vanessa Córdoba, jugadora de la selección femenina de fútbol de Colombia. Los niños jugaron con ella y allí se dieron cuenta de que las niñas también pueden jugar fútbol.
También entiendo tu situación económica. Yo creo que a todos nos ha golpeado en este tiempo, aunque a unos más fuerte que otros. En Barú se vive del turismo y debido a esta pandemia también estamos pasando una mala situación económica.
Bueno, me despido, fue un placer leerte y también escribirte. Ojalá tú también puedas leer mi diario, abrazos. Acá te lo dejo:
DÍA 1
Tengo 17 años. Soy de la Isla de Barú pero en estos momentos me encuentro pasando la pandemia en Cartagena. En estos diarios les contaré como ha sido mi día a día en esta cuarentena. Quisiera contarles cómo me he sentido en estos días, creo que para todos ha sido un poco estresante, pues tuvimos que dejar nuestras rutinas diarias y adaptarnos a cambios.
Para mi no ha sido tan fácil en temas de convivencia. Casi siempre tengo choques con mi papá, pues no me gusta para nada como es él, no mide sus palabras y me lastima mucho. Nunca le he expresado cómo me siento, pues por su actitud creo que no le importaría y en realidad, creo que es un poco machista.
Extraño mucho mi pueblo y a mi familia, en especial a mi mamá. Me he sentido muy triste y preocupada por la situación que se ha estado viviendo allá, pues la mayoría trabajaba día a día en las playas y como cerraron las playas por el virus no hay cómo llevar dinero para el sustento. Por eso se está viviendo una situación muy difícil en toda la comunidad y me preocupa mi familia.
DÍA 2
Eran las 8:30 am cuando, mientras soñaba, escuché que mi papá gritaba. Me levanté y me di cuenta de que estaba teniendo una discusión con mi madrastra, ambos se insultaron y se dijeron cosas muy feas. Él le dijo a ella que se fuera de la casa, pero ella le dijo que hasta que no le pagara lo que le debía, ella no se iba.
No piensen que esto es algo nuevo, pues las peleas y discusiones entre ellos dos son algo muy común para mi. Me siento muy mal por mi hermana de 9 años que a cada rato presencia sus discusiones. Lo peor es que la ponen a elegir con cuál de los dos quiere estar y sé que se siente muy confundida, pues a ambos los quiere porque son sus padres.
Debido a la discusión mi madrastra decidió que no cocinaría, así que me tocó cocinar el almuerzo para todos, aunque bueno, mi madrastra dijo que no comería. Cuando estaba cocinando mi papá me dijo: “Yo no se qué hice yo de malo en la otra vida para merecer esto”. Yo no le respondí nada pero en mi mente pensaba en las cosas que él había hecho y sus malos actos.
Cuando ya había terminado de preparar la comida le serví a todos, le llevé su plato y me enojé un poco por que él nunca dice GRACIAS, ni POR FAVOR. Después de que terminé de comer le dije a mi hermano que me ayudara con los platos y los lavara, él lo hizo y yo me fui a una hamaca y me acosté. No me di cuenta en qué momento me quedé dormida, cuando desperté me fui a donde estaban mi hermano y mi primo y me puse a hablar con ellos. Después mi papá nos llamó y nos dijo que necesitaba que lo ayudáramos a hacer un trabajo en la computadora y eso hicimos.
Después de un rato de haber terminado el trabajo recibí una llamada de mi mamá, lo cual me alegró mucho, y me preguntó cómo estaba. Yo le dije que bien y me preguntó sobre cómo estaba la cosa acá en la casa, pues ella sabe como es mi papá. Siempre me limito cuando hablo sobre eso, porque ella se pone triste si yo le digo que me siento mal o le hablo cosas feas de acá. Ella siempre me dice que me quiere y que me extraña mucho, eso me sube el ánimo. Después de eso me puse a ver una serie con mi hermano y mi primo hasta que se hizo de noche y llegó la hora dormir.
DÍA 3
Hoy me levanté un poco tarde y, después de bañarme, comí algo. Mi papá me dijo que hoy nuevamente iba a cocinar porque él y mi madrastra seguían enojados. Después de cocinar y de que todos hubieran comido mi papá dijo: “¿cuánto le dan a esta comida del 1 al 10?”… Al escuchar eso me enojé mucho porque ninguno de ellos era capaz de cocinar pero sí criticaban mi comida. Yo la sentía muy rica, pues cocino a mi gusto.
Después de eso me senté y mientras revisaba mis redes sociales vi unos videos de mi pueblo Barú donde estaba cerrada la calle de la entrada del pueblo. También había muchos policías y antimotines, que en Barú les dicen los cascos negros. La gente estaba discutiendo con ellos porque decían que aunque ellos fueran la autoridad no querían que nadie entrara ni saliera del pueblo. También hablaban de que tienen necesidad de agua y alimentos. Al ver ese video se me erizó la piel porque me duele mucho lo que pasa en mi pueblo, no pude averiguar más nada de lo que pasó allí.
Después de eso me puse a hablar con mi primo y mi hermano y empezamos a contar historias de nuestra infancia y de cómo fueron nuestras etapas en el colegio. Nos reímos mucho hasta que llegó la noche y nos acostamos a dormir. Sentí que el día pasó muy rápido.
DÍA 4
Hoy me levanté y mi hermano y mi primo colaboraron para hacer un desayuno. Todos juntos nos dividimos las cosas y cada uno hizo algo. Me gustó mucho eso. En la tarde me tocó volver a cocinar para todos, creo que me tocará así toda lo cuarentena. Confieso que no me gusta cocinar y en mi opinión lo hago bien, pero no es el tipo de cosas que me gusta hacer o que me apasionen.
Más tarde, después de comer, me senté en el patio ya que en la sala hacía mucho calor. Mi papá también estaba sentado allí. Mientras miraba su celular me decía: “mira Aleidita, estas mujeres que están así o se parecen a tal cosa que ni provocan”… y muchos otros comentarios ofensivos. Hablaba de las relaciones de otras personas como si la de él fuera un ejemplo. Cuando me dijo todas esas cosas yo me quedé callada, me levanté de la silla y me fui a otro lugar, pues no me gustaron para nada sus comentarios.
Más tarde llamé a mi mamá y me contestó muy emocionada. Me dijo que hoy en el pueblo dieron unos mercados muy buenos de casa en casa y que se sentía muy bien, ya que era un alivio para todos en la casa y en la comunidad. Eso me alegró mucho. También me dijo que muchas personas preguntaban por mi y me mandaban saludos.
Más tarde mi primo me dijo que quería inventar unas papas choreadas (él les dice así) y me dijo que él y mi hermano las hacían, y que al final yo lavara los platos. Yo acepté. Cuando ya me tocaba lavar los platos me dio un poco de pereza porque eran muchos, pero puse música en mi celular, los terminé lavando con muchas ganas y al mismo tiempo bailé mucho. Después de eso conversé con ellos como todas las noches hasta que llegó la hora de dormir.
