Por Jürguen Griesbeck
Suena sencillo: trabajar en equipo por un objetivo común. Sí, suena sencillo, tal vez obvio, pero lamentablemente no es tan fácil a pesar de que la mayoría quisiéramos que este propósito se diera con naturalidad, día a día. El ego, el poder, entre otras cosas, hacen que lo que realmente importa, que es el bienestar de la sociedad, pase a un segundo plano al momento de tomar decisiones. Sabemos, por ejemplo, que el cambio climático o la erradicación de la pobreza, el manejo de los movimientos migratorios o la lucha contra epidemias requieren del esfuerzo desinteresado de todos, pero no se logra traducir a una verdadera acción colectiva.
¿Pero qué tiene que ver el fútbol con estos tremendos desafíos en tiempos como los que vivimos hoy? La respuesta es contundente: todo. Por un lado, este deporte ha mostrado durante los últimos 25 años que es un acelerador de procesos de transformación social, con ejemplos tangibles y concretos como Streetfootballworld, a nivel mundial, y la Red Gol y Paz, en Colombia; por citar apenas un par de ejemplos. Por otro lado, el trabajo en equipo, la celebración y el reconocimiento del talento individual en servicio del objetivo compartido es una enseñanza permanente. Y, por último, es un lenguaje global, un conector y facilitador: despierta pasiones, mueve la economía, y llega a todos los países del mundo.
En principio, la industria del fútbol reconoce este potencial, sin ser ajena a las mismas circunstancias a las que se someten otros sectores, donde a veces priman intereses particulares. Pero el fútbol no es un producto cualquiera, es un fenómeno social. Tampoco es un entretenimiento más: tiene la responsabilidad de hacer partícipe a la gente común que, a veces, tiende a olvidar que es la dueña del balón.
Common Goal quiere ser el puente entre estos dos mundos: un mundo en el que el fútbol genera recursos económicos y grandes emociones, y otro donde el fútbol ofrece soluciones y oportunidades. Common Goal quiere que las ganancias que se generan gracias a la práctica de este deporte se traduzcan en un impacto positivo; que cada gol que se celebra en los estadios sea una celebración de todos, que el fútbol aporte a tanta gente que lo sigue desde circunstancias muchas veces adversas.
Es un movimiento desde el fútbol mismo, liderado por futbolistas y entrenadores profesionales de todos los continentes y géneros que invierten el 1 por ciento de sus ingresos en un fondo colectivo desde el cual se apoya el trabajo de organizaciones que usan este deporte como herramienta de transformación social. Es una inversión no sólo en el futuro de millones de niñas y niños, sino en el futuro del fútbol mismo, para que siga siendo relevante.
Para hacer de ello una realidad, se necesita de todos nosotros, de todos los que amamos este deporte y que creemos que por medio de él podemos cambiar el mundo. En agosto del 2017, la visión y el coraje de Juan Mata, jugador del Manchester United y cofundador de Common Goal, mostró que lo imposible es posible y materializó este proyecto.
Mientras tanto se han unido más de 50 futbolistas y entrenadores profesionales, hombres y mujeres, de más de 20 países, que creen que juntos podemos ganar este partido. Una razón más para confirmar que el fútbol sí puede ayudar a cambiar al mundo y que el canto de un gol es, al final, una luz de esperanza.
Fotografías por: Nicolás Peláez
