El propósito de El Observador siempre ha sido ayudar a rescatar esa memoria perdida que se escribe diariamente en los barrios donde opera Tiempo de Juego y en lugares que parecieran ser ignorados por la historia. Sin saber su desenlace, sin poder pronosticar el tiempo que durará esta cuarentena ni cómo se transformará el mundo o cómo actuaremos cuando todo esto termine, hay un hecho cierto y es que el COVID19 ya hace parte de la historia de la humanidad.
Por eso, quisimos traer esas voces ausentes para que nos contaran, desde lugares lejanos y casi que extraños entre sí, cómo es su día a día, cuáles son sus reflexiones y cómo afrontan esta pandemia, que democrática como pocas cosas en el mundo, no le importa en dónde vivimos, cuánto tenemos, ni cuánto sabemos.