{"id":259,"date":"2019-07-18T14:27:09","date_gmt":"2019-07-18T14:27:09","guid":{"rendered":"https:\/\/elobservadornoticias.com\/?p=259"},"modified":"2020-04-07T01:38:57","modified_gmt":"2020-04-07T01:38:57","slug":"el-arte-no-solo-esta-en-los-museos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/elobservadornoticias.com\/el-arte-no-solo-esta-en-los-museos\/","title":{"rendered":"El arte no solo est\u00e1 en los museos."},"content":{"rendered":"\n

El proyecto Huertas de la Fundaci\u00f3n Tiempo de Juego es un ejemplo de ello. <\/p>\n\n\n\n

Por Juliana Ar\u00e9valo*<\/p>\n\n\n\n

La palabra \u201carte\u201d normalmente nos hace pensar en la m\u00fasica, en un retrato o en un cuadro hecho a pincel como los que se ven en los museos. Pero \u00bfqu\u00e9 se entiende por \u201carte ambiental\u201d?<\/p>\n\n\n\n

El arte ambiental va desde la reutilizaci\u00f3n de los recursos naturales hasta la renovaci\u00f3n de espacios urbanos, con el objetivo de aprovechar todo lo que nos brinda el medio ambiente.<\/p>\n\n\n\n

En Cazuc\u00e1, una comuna en el municipio de Soacha, hay un buen ejemplo de ello. Se trata del proyecto Huertas de la Fundaci\u00f3n Tiempo de Juego, una iniciativa que naci\u00f3 hace cuatro a\u00f1os y que, literalmente, ha pasado por las duras y las maduras.<\/p>\n\n\n\n

Todo empez\u00f3 con las madres que acompa\u00f1aban a los entrenamientos de f\u00fatbol a los participantes m\u00e1s peque\u00f1os de la Fundaci\u00f3n. Un d\u00eda, pensaron que en lugar de quedarse sentadas esperando podr\u00edan participar en alguna actividad y aprender algo mientras sus hijos tambi\u00e9n lo hac\u00edan.<\/p>\n\n\n\n

Entonces se organizaron, formaron su propio equipo de f\u00fatbol que entrenaba en las tardes, e incluso llegaron a participar en campeonatos con otros equipos de la misma localidad de Soacha. Pero despu\u00e9s de varias semanas descubrieron que eso no era lo que realmente quer\u00edan hacer; ellas quer\u00edan generar un cambio, algo que les permitiera recuperar o recrear costumbres ambientales de sus lugares de origen, teniendo en cuenta que muchas provienen de otras zonas del pa\u00eds.
\nEntonces pensaron en que una buena idea ser\u00eda crear unas huertas. <\/p>\n\n\n\n

Las conversaciones de estas mujeres llegaron a o\u00eddos de Juli\u00e1n L\u00f3pez de Mesa, docente de Ciencias pol\u00edticas en la Universidad Santo Tom\u00e1s de Bogot\u00e1 y columnista de El Espectador, muy interesado en el cuidado del medio ambiente. <\/p>\n\n\n\n

Al o\u00edr sobre el proyecto, L\u00f3pez se mostr\u00f3 inseguro, pues hab\u00eda escuchado comentarios negativos sobre Cazuc\u00e1, \u201ces terrible ese lugar\u201d, le dec\u00edan, entre otras cosas que le hac\u00edan dudar.<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, y luego de pensarlo, finalmente se anim\u00f3 y tom\u00f3 la iniciativa de ir a Cazuc\u00e1. Con algo de temor lleg\u00f3 al lugar donde empezar\u00eda la siembra de las huertas: el tercer piso de una casa en la que se llevan a cabo otras actividades de la Fundaci\u00f3n Tiempo de Juego y en cuya terraza se har\u00eda la primera prueba.<\/p>\n\n\n\n

La siembra se hizo y todo marchaba muy bien, L\u00f3pez estaba realmente decidido a lograr su prop\u00f3sito: realizar unos talleres de huertas que integraran a las madres de Cazuc\u00e1 y de las que se podr\u00eda beneficiar la comunidad. <\/p>\n\n\n\n

As\u00ed se cre\u00f3 la primera etapa de este proyecto, que tuvo de aliada ni m\u00e1s ni menos que a Leo Espinosa, tan de moda por estos d\u00edas. <\/p>\n\n\n\n

Las maduras<\/h2>\n\n\n